15 de octubre de 2019

Si bien el ícono del ODS 5 dice «Igualdad de Género», el texto completo de la meta en el sitio de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas es en realidad «Objetivo 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas». Esto significa que el objetivo de igualdad de género está intrínsecamente sesgado hacia las mujeres. Esto estaría bien si las mujeres estuvieran abrumadoramente desfavorecidas en todos los aspectos de la vida.

Sin embargo, en este blog vamos a mostrar que esto no es necesariamente así, y que habrá que tomar decisiones sobre lo que consideramos igualdad de género con el propósito de incluir estos datos en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia.

Por ejemplo, en cuanto a la cuestión más básica de tener un techo sobre su cabeza y un lugar para llamar hogar, sabemos por el último censo de población en Bolivia (2012), que los hombres tienen casi el doble de probabilidades de vivir en condiciones de calle que las mujeres. En Santa Cruz de la Sierra, el municipio con más personas en condiciones de calle en Bolivia, los hombres tienen casi 5 veces más probabilidades de no tener un hogar que las mujeres, mientras que en El Alto, el municipio con el segundo mayor número de personas sin hogar, hombres y mujeres son casi igualmente propensos a vivir en condición de calle.

¿Están ambos municipios bien en términos de igualdad de género en cuanto a personas en situación de calle, por el hecho de que las mujeres están mejor que los hombres en ese aspecto? O ¿El Alto está mejor que Santa Cruz de la Sierra, porque está más cerca de la paridad de género en lo que se refiere a personas en situación de calle? La respuesta depende de cómo interpretes la igualdad de género y cuál consideras que es el objetivo.

¿Qué puede ser peor que no contar con una vivienda? Estar encarcelado. En Bolivia los hombres tienen 10 veces más probabilidades de ser encarcelados que las mujeres (1).

¿Qué puede ser peor que ser encarcelado? Estar tan desesperado que prefieres suicidarte y terminar con tu vida. Las tasas de suicidio masculino en Bolivia son casi 3 veces más altas que las tasas de suicidio femenino (2).

¿Qué puede ser peor que suicidarse? Ser asesinado y perder tu vida contra tu voluntad. Según los registros policiales de Bolivia, los hombres tienen 4 veces más probabilidades de ser asesinados que las mujeres.

Estar en situación de calle, encarcelado, ser suicida o ser asesinado son situaciones extremadamente malas, pero afortunadamente son pocos frecuentes en Bolivia.

¿Qué hay de la igualdad de género en situaciones más cotidianas, como ir a la escuela o estar saludable?

La paridad de género en la asistencia a la escuela es un indicador de igualdad de género ampliamente utilizado, y también se puede calcular fácilmente a nivel municipal en Bolivia. Según datos del Ministerio de Educación de Bolivia, hay alrededor de 95 niñas en la escuela por cada 100 niños, por lo que hay una ligera sub-representación de las niñas. Eso puede explicarse, al menos en parte, por el mejor rendimiento de las niñas en la escuela. Los niños tienen más del doble de probabilidades de repetir un año escolar. En 2017, 50.671 niños no aprobaron el año escolar, mientras que este fue sólo el caso de 23.428 niñas. El mismo año, 58.834 niños repetían un año escolar, mientras que este fue el caso de sólo 29.417 niñas. Al final de los estudios universitarios de nivel licenciatura, las mujeres dominan en cantidad y están sustancialmente sobre representadas entre las menciones con honores.

Es bien sabido que las mujeres son más saludables y viven más años que los hombres en casi todo el mundo, y Bolivia no es una excepción. Desafortunadamente, no tenemos datos desglosados por género a nivel municipal sobre la esperanza de vida. De hecho, el único indicador de salud desglosado por género que tenemos disponible a nivel municipal es la incidencia del VIH. Utilizando los datos proporcionados por el Programa Nacional ITS/VIH/SIDA y Hepatitis Virales, descubrimos que los hombres tienen el doble de probabilidades que las mujeres de contraer el VIH.

Las mujeres parecen estar en una desventaja sistemática en términos de empleo. Según datos del último censo de población (2012), la tasa de participación en el mercado laboral es menor para las mujeres que para los hombres en casi todos los municipios bolivianos, y los datos de ingresos de las encuestas de hogares muestran sistemáticamente que las mujeres ganan menos que los hombres por horas trabajadas, incluso con los mismos niveles de educación.

Análisis de potenciales indicadores municipales sobre equidad de género

La metodología del índice de los ODS que utiliza nuestro Atlas Municipal de los ODS en Bolivia requiere que haya un claro objetivo unidireccional. Esto significa que la paridad de género no puede ser abordada desde ambas direcciones, sino que tiene que definirse de modo que una vez que las mujeres estén al menos tan bien como los hombres, entonces se logra el objetivo de igualdad de género y el municipio se volverá verde para ese indicador.

A continuación, mostramos mapas de paridad de género para todos los indicadores para los que logramos obtener datos desglosados de género a nivel municipal. Todos están construidos de modo que, si el valor es menor a uno, entonces las mujeres están en desventaja en comparación con los hombres, mientras que si es mayor a 1, las mujeres están mejor que los hombres. Los municipios donde las mujeres son iguales o mejores que los hombres están pintados de verde, mientras que los municipios donde las mujeres están sustancialmente peor que los hombres están pintados de rojo.

Esta es una entrada de blog inusualmente larga, ya que tenemos una gran cantidad de datos para presentar y discutir.

Asistencia Escolar

La Figura 1 muestra el índice de paridad de género para la asistencia a la escuela primaria en 2017. Se mide como el número de niñas matriculadas en la escuela primaria dividido por el número de niños matriculados en la escuela primaria en cada municipio. Hubiera sido mejor utilizar el índice de paridad de género para las tasas de matriculación neta, pero lamentablemente no tenemos estimaciones fiables del número total de niños y niñas de edad primaria en cada municipio, por lo que las tasas no se pueden estimar con suficiente precisión. El índice de paridad de género para la asistencia a la escuela es una buena aproximación, si el número de niños y niñas en el municipio es aproximadamente igual. A nivel de primaria eso parece ser una suposición razonable, al menos para los municipios con muchos niños.

Figura 1: Índice de paridad de género para la asistencia a la escuela primaria, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

A nivel nacional, el índice de paridad de género para la asistencia a la escuela primaria es de 0,94, por lo que hay alrededor del 6% menos niñas en la escuela primaria que niños. Sin embargo, los valores no parecen tener nada que ver con la pobreza, la ruralidad o cualquier otro factor explicativo que se nos ocurra. De hecho, los municipios más pobres de las tierras altas bolivianas parecen tener índices de paridad de género ligeramente mejores. Sospechamos que la mayor parte de la variación en la Figura 1 es aleatoria. Por ejemplo, los dos municipios con el índice más bajo (Esmeralda con 0,5) y el índice más alto (Cruz de Machacamarca con 1,75) son vecinos dentro de la misma provincia en Oruro. La primera tiene 6 niñas y 12 niños matriculados en la escuela primaria, mientras que el segundo tiene 7 niñas y 4 niños inscritos. Con tan pocos niños en cada municipio, incluso estos valores extremos están dentro de la variación aleatoria en el número de niños y niñas presentes en el municipio.

Además, el menor número de niñas en la escuela primaria a nivel nacional no se debe necesariamente a que las niñas no entren en la escuela primaria o no permanezcan en la escuela primaria, sino que más bien se deben a que los niños tienen un 50% más de probabilidades de repetir un año de escuela primaria (véase más adelante). Por lo tanto, puede haber simplemente más niños en la escuela primaria porque son más propensos a repetir un año escolar.

Dados los dos argumentos anteriores, llegamos a la conclusión de que no vale la pena incluir este indicador entre los indicadores del ODS5 en nuestro Atlas Municipal de los ODS en Bolivia. El indicador apenas proporciona información fiable sobre dónde orientar las intervenciones para garantizar que todas las niñas completen la escuela primaria.

La Figura 2 muestra el mismo indicador, pero en el nivel de la escuela secundaria. En este nivel parece haber un poco más de información real y un poco menos de ruido aleatorio en el indicador. Al menos el índice de paridad de género de la asistencia a la escuela secundaria está relacionado negativamente con la pobreza, lo que sugiere que las niñas están más desfavorecidas en los municipios más pobres, como era de esperar. En el mapa vemos un cúmulo rojo en el norte de Potosí, que es una zona de extrema pobreza.

Sin embargo, hay otros problemas importantes con este indicador. En primer lugar, las diferencias de género en las tasas de repetición son aún más altas en el nivel de la escuela secundaria, teniendo los niños un 137% más de probabilidades de repetir un año escolar que las niñas. Por lo tanto, un valor de paridad de género por debajo de 1 no refleja necesariamente que las niñas son más propensas a abandonar la escuela secundaria que los niños, sino más bien que los niños tienen que repetir los años escolares con más frecuencia que las niñas (ver más abajo). En segundo lugar, cuando el índice de paridad de género está por encima de 1, los municipios son de color verde, y se considera que han logrado el objetivo de igualdad de género. Pero en realidad, en lugar de reflejar un resultado positivo en cuanto a la igualdad de género, esta situación puede reflejar en cambio la tendencia de los hombres jóvenes que abandonan la escuela para dedicarse a trabajar, especialmente en la minería, la construcción o la agricultura, que exige trabajadores poco calificados, pero fuertes. En promedio, la tasa de abandono escolar para los niños es de aproximadamente un 60% más altas que la tasa de abandono escolar para las niñas en el nivel de la escuela secundaria.

Dados los problemas antes mencionados, tampoco recomendamos este indicador para su inclusión en el Atlas Municipal.

 Figura 2: Índice de paridad de género para la asistencia a la escuela secundaria, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

Tasas de abandono

Las figuras 3 y 4 muestran los índices de paridad de género para las tasas de abandono escolar a nivel primaria y secundaria, respectivamente. Las tasas de abandono escolar se calculan a partir de datos administrativos a nivel individual y, por lo tanto, son precisos y están actualizados. Ambos mapas son abrumadoramente verdes, lo que indica que las niñas son menos propensas a abandonar la escuela que los niños en la gran mayoría de los municipios. Los municipios donde las niñas son más propensas a abandonar la escuela que los niños destacan claramente, por lo tanto, pueden ser objeto de intervenciones específicas.

 Figura 3: Índice de paridad de género para las tasas de abandono escolar, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

La correlación entre la paridad de género en las tasas de abandono escolar en los niveles primario y secundario es baja (0,07), lo que significa que puede haber diferentes causas subyacentes. Por lo tanto, es difícil elegir entre los dos. Sin embargo, dado que las tasas de abandono a nivel primaria son generalmente muy bajos, consideramos que el índice de paridad de género para las tasas de abandono a nivel secundaria es el indicador más relevante, y lo recomendamos para inclusión en el Atlas Municipal.

Figura 4: Índice de paridad de género para las tasas de abandono escolar, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/)

 Tasas de Repetición

Las figuras 5 y 6 muestran los índices de paridad de género para las tasas de repetición en la escuela primaria y secundaria, respectivamente. Las tasas de repetición también se calculan a partir de datos administrativos a nivel individual y, por lo tanto, son precisas y están actualizadas. Ambos mapas son abrumadoramente verdes, lo que indica que las niñas son menos propensas a repetir un año escolar que los niños de la gran mayoría de los municipios, especialmente en el nivel secundario. De hecho, en el nivel secundario, sólo hay 13 municipios de 339 con un índice de paridad en tasas de repetición por debajo de 1. 

Figura 5: Índice de paridad de género para las tasas de repetición en la escuela primaria, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

 

Figura 6: Índice de paridad de género para las tasas de repetición en la escuela secundaria, 2017

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

Dado que los niños en Bolivia casi en todos los municipios son más propensos que las niñas a fracasar en aprobar un año escolar, y, por eso, tener que repetir el año o abandonar la escuela, no tiene mucho sentido tener el objetivo de empoderar a las mujeres y niñas en el sistema educativo boliviano. Los niños claramente están en desventajas en comparación con las niñas, y la atención debería centrarse más bien en cómo reducir las tasas de fracaso sistemáticamente más altas de los niños. Por lo tanto, recomendamos no incluir los dos índices de paridad de género de las tasas de repetición en el Atlas Municipal.

Estudiantes con capacidades diferentes

Las figuras 7 y 8 muestran el índice de paridad de género para la matriculación de niños con capacidades diferentes en el sistema escolar regular, en el nivel primario y secundario, respectivamente. A nivel nacional, este índice de paridad es de 0,71 en el nivel primario y de 0,80 en el nivel secundario, lo que indica entre un 20 y un 29% menos de mujeres con capacidades diferentes matriculadas en el sistema escolar regular. Esto puede sugerir que las niñas con capacidades diferentes se enfrentan a más obstáculos para entrar en la escuela, aunque también puede haber explicaciones alternativas. Por ejemplo, es posible que las niñas estén matriculadas en escuelas especiales para niños con capacidades diferentes, pero el Ministerio de Educación no reporta estadísticas de estas escuelas.

Figura 7: Índice de paridad de género: matriculación de niños discapacitados en la escuela primaria, 2016

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

El principal problema con estos dos indicadores es que en la mayoría de los municipios hay pocos niños con capacidades diferentes en términos absolutos, por lo que la variación aleatoria en el género de los niños con capacidades diferentes puede hacer que este indicador fluctúe enormemente. Consideremos dos municipios vecinos en Chuquisaca: Sopachuy tenía 1 niño con capacidades diferentes y 2 niñas con capacidades diferentes matriculadas en la escuela primaria en 2016, lo que resultó en un índice de paridad de 2.0. En contraste, Villa Alcalá tenía 2 niños con capacidades diferentes y 1 niña con capacidades diferentes, lo que resultó en un índice de paridad de 0.5. El primero es de color verde, mientras que el segundo es de color naranja, pero claramente las diferencias podrían explicarse fácilmente por variación aleatoria.

 Figura 8: Índice de paridad de género: matriculación de niños con capacidades diferentes en la escuela secundaria, 2016

Fuente: Ministerio de Educación: Sistema de Estadísticas e Indicadores Educativos
(http://seie.minedu.gob.bo/).

Estos indicadores sólo tienen sentido en los municipios populosos con un gran número de niños con capacidades diferentes. En Santa Cruz de la Sierra, por ejemplo, hay 171 niños con capacidades diferentes y 94 niñas con capacidades diferentes matriculadas en escuelas primarias regulares, lo que resulta en un índice de paridad de 0,55. En el nivel de la escuela secundaria hay 127 niños y 83 niñas matriculadas, lo que resulta en un índice de paridad de. 0.65. Estos resultados sugieren que las niñas con capacidades diferentes se enfrentan a obstáculos mucho mayores que los niños con capacidades diferentes en el sistema de educación regular de ese municipio. Pero aproximadamente la mitad de todos los estudiantes con capacidades diferentes están matriculados en escuelas especiales, y estos podrían favorecer a las niñas.

Dado tanto el alto nivel de ruido aleatorio en los datos, como la falta de información de todas las escuelas especializadas para niños con capacidades diferentes, llegamos a la conclusión de que estos dos indicadores no aportan información suficiente para incluirse en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia.

Tasas de Alfabetización

La Figura 9 muestra el índice de paridad de género para las tasas de alfabetización de adultos, según el Censo de Población de 2012. Las mujeres tienden a caer en desventaja cuando se trata de alfabetización, y las diferencias de género son particularmente grandes en ciertas áreas cerca del norte de Potosí.

Este es un problema histórico, y el país ha estado luchando sistemáticamente contra la educación de alfabetización de adultos durante las últimas décadas. Los restantes grupos analfabetos consisten principalmente en mujeres de 60 años o más.

La información para este indicador es bastante antigua, y puede haber mejorado sustancialmente desde 2012. De hecho, la UNESCO declaró oficialmente a Bolivia libre de analfabetismo ya en 2008, cuando más del 96% de la población alcanzó la alfabetización (3). Por lo tanto, la alfabetización parece ser un objetivo demasiado fácil para ser incluido en el Atlas Municipal, y recomendamos no incluir el índice de paridad de género para las tasas de alfabetización de adultos tampoco, sino más bien algunos índices más exigentes de paridad relacionados con la educación.

 Figura 9: Índice de paridad de género para las tasas de alfabetización de adultos, 2012

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Educación de la Población Adulta

Un índice de paridad de género más relevante en el área de los niveles de educación de adultos es la proporción del número promedio de años de estudio para las mujeres en comparación con los años de estudio de los hombres en cada municipio.

La Figura 10 muestra que las mujeres tienen niveles educativos más bajos en casi toda Bolivia, excepto algunos municipios del departamento de Santa Cruz. Este es también un problema histórico, y más difícil de remediar que el analfabetismo de los adultos, ya que es poco probable que las personas que han estado fuera del sistema educativo durante décadas, vuelvan a entrar en él.

Figura 10: Índice de paridad de género para años de educación para adultos, 2012

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Un indicador más relevante y más sensible a las políticas sería el índice de paridad de género para los años de educación de los jóvenes que se adentran en el mercado laboral. La Figura 11 muestra el índice de paridad de género para años de educación para jóvenes de 25 a 35 años. Este indicador muestra más igualdad de género que el indicador anterior y, lo que es más importante, es un indicador que puede cambiar significativamente antes de 2030, cuando una generación completamente nueva figurará en ese grupo de edad.

 Figura 11: Índice de paridad de género para años de educación para jóvenes de 25 a 35 años, 2012

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Otro indicador relevante que se puede calcular a partir del censo de población es el índice de paridad de género para las tasas de población adulta que habla inglés. Esto se calcula como el porcentaje de mujeres adultas que hablan inglés dividido por el porcentaje de hombres adultos que hablan inglés.

 Figura 12: Índice de paridad de género para las tasas de adultos que hablan inglés, 2012

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Hablar inglés facilita el acceso a información sofisticada y la participación en los procesos internacionales, y debe promoverse tanto para hombres como para mujeres. Sin embargo, es particularmente importante asegurarse de que las mujeres no se queden atrás en estos niveles más altos de participación, por lo que recomendamos incluir este indicador en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia.

Participación en el mercado laboral

El ámbito en el que las mujeres se quedan sistemáticamente atrás es en la participación del mercado laboral. Históricamente, muchas mujeres se han quedado en casa para criar niños y dirigir el hogar. Sin embargo, es importante facilitar y fomentar la participación de las mujeres en el mercado laboral por varias razones. En primer lugar, contribuye a un mayor crecimiento económico del país, aunque parte del mayor crecimiento se debe a que su trabajo en el hogar no se cuenta en el PIB. En segundo lugar, empodera a las mujeres para que obtengan sus propios ingresos, en lugar de tener que pedir dinero a su pareja o a sus padres. En tercer lugar, la participación en el mercado laboral crea más relaciones e interacciones profesionales y sociales, lo que también ayuda a empoderar a las mujeres.

Figura 13: Índice de paridad de género para las tasas de participación en el mercado laboral, 2012

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Paradójicamente, las tasas de participación en el mercado laboral femenino tienden a ser más altas en los municipios más pobres. Aun así, creemos que un componente clave de la igualdad de género es asegurarnos de que los hombres y las mujeres tienen la misma probabilidad de participar en el mercado laboral, aunque se debe aceptar una pequeña diferencia para permitir a las mujeres algún tiempo libre para la maternidad. Recomendamos incluir este indicador en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia, pero en lugar de hacer que la paridad perfecta sea el objetivo, creemos que la meta debe ser el promedio de los cinco municipios con los valores más altos, es decir 0.95.

Indicadores de Salud

El único indicador de salud a nivel municipal que obtuvimos de manera desagregada por sexo, es el de la prevalencia del VIH. La Figura 14 muestra el índice de paridad de género para la incidencia del VIH, promediando los años 2014 a 2017 con el fin de reducir la variación aleatoria en esta enfermedad afortunadamente infrecuente. La mayoría de los municipios son verdes, lo que indica que las mujeres son menos propensas a infectarse por el VIH. De hecho, a nivel nacional, el índice de paridad es de 2,2, lo que indica que los hombres tienen más del doble de probabilidades de tener el VIH que las mujeres.

 Figura 14: Índice de paridad de género para la incidencia del VIH, 2014-2017

Fuente: Programa Nacional ITS/VIH/SIDA y Hepatitis Virales.

La mayoría de los municipios rojos en el mapa son causados por una sola mujer y cero hombres con VIH en cada municipio, lo que apenas representa un problema sistémico.

Un municipio que destaca claramente en los datos detallados proporcionados por el Programa Nacional de ITS/VIH/SIDA y Hepatitis Virales, es Puerto Villarroel en el Departamento de Cochabamba. No sólo porque tiene una de las incidencias de VIH más altas del país y ocupa el puesto 11 en términos de números absolutos que miden nuevos casos entre 2014 y 2017; sino porque particularmente las niñas han sido las más afectadas. Las niñas de 15 a 19 años representan sólo el 6,3% de los nuevos casos de VIH en el resto del país, pero en Puerto Villarroel, representan el 45,1% de los casos. Este es claramente un caso de niñas muy jóvenes que están peligrosamente expuestas a enfermedades potencialmente mortales, y a su vez generando focos de transmisión peligrosos.

Este problema, y problemas similares en otros municipios, requieren intervenciones específicas. Lamentablemente, el bajo número de casos registrados en algunos municipios genera el mismo problema que se ve en el caso de la educación de niñas con capacidades diferentes. El caso de una mujer con VIH puede pintar el mapa de rojo, cuando en realidad no es un problema significativo. Es por ello que sugerimos no incluir este indicador en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia.

Pobreza Multidimensional

Pudimos calcular los índices de pobreza multidimensional a nivel municipal por separado para los hogares encabezados por mujeres y hombres, utilizando una metodología desarrollada por el INESAD a petición de, y en colaboración con, Swisscontact, para el proyecto Mercados Inclusivos financiado por la Cooperación Sueca (ASDI) y la Cooperación Suiza (COSUDE) en 2017. La metodología incluye 9 indicios diferentes de falta de voz, elección y recursos:

  • Al menos una persona analfabeta en el hogar.
  • Al menos una persona mayor de 6 años sin documentos de identificación personal.
  • No hay teléfono o teléfono celular en el hogar.
  • Al menos un parto tuvo lugar fuera de un centro de salud en los últimos 5 años.
  • Al menos un embarazo adolescente en el hogar en los últimos 5 años.
  • Al menos un niño de entre 6 y 19 años que no está estudiando.
  • No hay agua potable en la propiedad.
  • No hay acceso a electricidad.
  • No hay servicios básicos de saneamiento.

Figura 15: Índice de paridad de género: pobreza multidimensional, 2012 (medido por el género del jefe de hogar)

Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda, 2012.

Aunque los datos son un poco antiguos, del Censo de Población de 2012, los cálculos son muy sólidos, y señalan claramente los municipios donde los hogares encabezados por mujeres están mucho peor que los hogares encabezados por hombres. Recomendamos que este indicador esté incluido en el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia.

Conclusiones

Después de haber analizado 15 diferentes indicadores desglosados por género en detalle, llegamos a la conclusión de que los más útiles para el Atlas Municipal de los ODS en Bolivia son los siguientes:

  • El índice de paridad de género para las tasas de abandono escolar, 2017.
  • El Índice de paridad de género para años de educación para jóvenes de 25 a 35 años, 2012.
  • El índice de paridad de género para las tasas de participación en el mercado laboral, 2012.
  • El Índice de paridad de género para la pobreza multidimensional, 2012 (medido por el género del jefe de hogar).
  • El índice de paridad de género para adultos que hablan inglés, 2012.

[1] https://www.redalyc.org/jatsRepo/112/11244805004/html/index.html .

[2] https://ourworldindata.org/suicide .

[3] https://elpais.com/internacional/2008/12/21/actualidad/1229814001_850215.html

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* Lykke E. Andersen, Ph.D., Director Ejecutivo de SDSN Bolivia en: Lykke.E.Andersen@sdsnbolivia.org.

**Line Munk, SDSN Bolivia

Los puntos de vista expresados en el blog son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la posición de sus instituciones. Esta serie de artículos forma parte del proyecto titulado «Atlas Municipal de los ODS en Bolivia» que actualmente lleva a cabo la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) en Bolivia.

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