Cada año, hacia el final de la época seca, los agricultores bolivianos practican el llamado chaqueo que en líneas generales significa la quema de bosques y otra vegetación, con el fin de preparar el terreno para la siguiente temporada de siembra. La agricultura de roza, tumba y quema es una técnica de agricultura tradicional que involucra la tala de los árboles y otra vegetación en un área determinada. La vegetación diezmada se deja secar y se quema antes del inicio de la temporada de lluvias, resultando en una capa de cenizas rica en nutrientes que incrementa la fertilidad del suelo, a la vez que elimina temporalmente la maleza. Después de algunos años de cultivo, el contenido de nutrientes del suelo disminuye y la infestación de maleza incrementa, por lo que se deja descansar al terreno, donde luego crece un bosque secundario. Esta práctica funciona bien a escala pequeña, sin embargo, puede ser desastrosa si se aplica a gran escala, pudiendo ocasionar incendios forestales descontrolados de manera accidental.

Esto es lo que sucede en Bolivia en la actualidad. Incendios forestales están devastando más de 500.000 hectáreas en el departamento de Santa Cruz, razón por la cual el departamento ha declarado estado de emergencia debido a incendios forestales fuera de control. Particularmente afectados se encuentran los municipios de Roboré, El Trigal, Pampa Grande, San Ignacio de Velasco y San Rafael que también se declararon en estado de emergencia municipal.

Debido al clima seco y los fuertes vientos, los fuegos se expanden mucho más allá de las parcelas en las que se tenía pensado utilizar el fuego. Actualmente, asentamientos humanos y áreas protegidas también se ven afectadas por los incendios forestales, que a su vez sobrepasan la limitada capacidad  del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED).

Como vimos en repetidas ocasiones a través de los medios de comunicación internacionales, incluso los países más desarrollados que cuentan con mayores recursos, se enfrentan a una tarea imposible a la hora de apagar incendios forestales (1). Por ende, es poco realista esperar que unos pocos helicópteros bolivianos designados para ayudar a apagar el incendio, logren hacer una diferencia. De la misma manera, es difícil saber si el Supertanker Americano va a tener un efecto importante cuando ya se han perdido miles de hectáreas en más de una semana de incendios. Si el gobierno de Francia no pudo proteger su preciada catedral de Notre Dame en medio de una de las ciudades más equipadas del mundo, los tesoros naturales y el patrimonio cultural de la Chiquitanía se enfrentan a riesgos extremadamente altos.

Sin embargo, la situación actual no debería sorprender a nadie. Por décadas y cada vez con más intensidad, Bolivia ha estado quemando bosques con el fin de expandir sus fronteras agrícolas. Mientras que la selva amazónica intacta es bastante resistente al fuego, el bosque fragmentado en las zonas más áridas que bordean el bosque amazónico no tiene la misma garantía. Si intencionalmente se queman cientos de miles de hectáreas de bosques de transición, no solamente se emiten cantidades enormes de COa la atmósfera, sino que se destruye sistemáticamente el hábitat de la biodiversidad que allí reside. Además, como ha ocurrido con otros incendios en el mundo, es solo cuestión de tiempo antes de que los incendios salgan de control y causen pérdidas humanas, económicas y culturales enormes.

Ante esta situación surge la pregunta si el beneficio que la sociedad boliviana recibe de la soya y ganadería de Santa Cruz toma en cuenta los costos de la enorme pérdida de biodiversidad y servicios ambientales de los bosques. No solamente tendrían que ser suficientes para pagar los costos directos del alquiler del Supertanker, las incontables horas de vuelos de helicópteros, las cabezas de ganado perdidas, etc., pero también los costos indirectos que surgirán después de los incendios cuando vayamos a experimentar inundaciones y sequias más fuertes debido a la falta de cobertura boscosa para regular el ciclo hídrico.

Para reflejar esta amenaza, estamos incluyendo varios indicadores relacionados a la deforestación en nuestro Atlas Municipal de los ODS en Bolivia. Hemos actualizado todos los indicadores para incluir datos de 2018 que presentamos a continuación.

La Figura 1 muestra cómo en Bolivia la deforestación anual incrementó de un promedio de alrededor de 150.000 hectáreas por año durante los 1990s, a casi 300.000 hectáreas anuales entre 2016 y 2018. Estos son promedios que miden el nivel de deforestación a lo largo de varios años, ya que existe una variación aleatoria de año a año, mayormente debido a variaciones climáticas y a las dinámicas de uso de la tierra, opacando la tendencia general. Por ejemplo, el año 2016 muestra haber tenido los niveles más altos de deforestación en la historia de Bolivia, con más de 417,000 hectáreas deforestadas. Sin embargo, estos números cayeron a alrededor de 263,000 hectáreas en 2017 y a 215,000 en 2018. En 2019 se prevé un salto alto otra vez debido a los incendios forestales. Es por ello que creemos que el promedio de varios años nos permite tener una mejor idea de la tendencia general.

Figura 1: Deforestación promedio anual en Bolivia, 1990-2018 (hectáreas/año)

Fuente: Estimación de los autores, basada en las fuentes citadas al pie de página (2).

En el resto del artículo nos enfocaremos en los datos de los tres últimos años (promediando 2016, 2017 y 2018) y exploraremos a más detalle en qué municipios se registró deforestación recientemente.

Presentamos los datos en tres diferentes formas:

  1. Niveles absolutos de deforestación (hectáreas)
  2. Tasas de deforestación anual (porcentaje de bosque deforestado en 2015)
  3. Deforestación anual per cápita (m2/persona/año)

En cada uno de los casos presentamos a los 25 municipios con mayor deforestación entre 2016 y 2018.

La columna azul de la Tabla 1 muestra a los 25 municipios con los niveles más altos de deforestación en términos absolutos (hectáreas/año). Estos 25 municipios son responsables del 80% de la deforestación total en Bolivia entre 2016 y 2018. De estos, 16 están situados en el departamento de Santa Cruz, el resto comprende municipios en los siguientes departamentos: 4 en el Beni, 3 en La Paz, 1 en Cochabamba y 1 en Tarija.

La columna amarilla muestra los 25 municipios con las tasas más altas de deforestación (% del bosque existente en 2015). 23 de los 25 municipios con las tasas más altas de deforestación se sitúan en el departamento de Santa Cruz, mientras que los dos restantes se sitúan en los departamentos de Cochabamba y Pando.

Finalmente, la columna roja muestra los 25 municipios con la mayor tasa de deforestación per cápita (m2/persona/año). Nuevamente vemos que la mayoría de los municipios de esta lista se encuentran en el departamento de Santa Cruz, pero también hay algunos en Beni, Pando y La Paz.

Tabla 1: Los 25 municipios bolivianos con los niveles más altos de deforestación entre 2016 y 2018, de acuerdo a los tres indicadores de deforestación.

Fuente: Elaborado por los autores.

La Tabla 1 muestra tres diferentes formas de medir la intensidad de la deforestación. Altos niveles de deforestación en términos absolutos se pueden justificar si el municipio tiene una población numerosa. Sin embargo, si un municipio se encuentra en la lista de municipios que más deforestan en las tres columnas, ciertamente se considera que en aquel municipio la deforestación es alta desde cualquier punto de vista. Esto significa que en este tipo de municipios el impacto ambiental será grande en el corto plazo.

En total, 50 diferentes municipios figuran entre por lo menos una de las 3 listas en la Tabla 1.  Son 7 los municipios que figuran en las tres columnas, lo que implica que si se mide la deforestación desde todos los puntos de vista, estos son los 7 municipios que más deforestan en el territorio boliviano. Todos ellos se encuentran en el departamento de Santa Cruz y son los siguientes en orden de importancia:

  • San José de Chiquitos
  • Pailón
  • Santa Rosa de Sara
  • Cabezas
  • San Javier
  • Cuatro Cañadas
  • El Puente

El Mapa 1 muestra la cantidad de municipios y la dimensión en la que cada municipio en Bolivia logró figurar en una de las 3 listas de los municipios que más deforestan en el país. Cada dimensión se representa con uno de los colores primarios (azul, amarillo y rojo), pero si un municipio aparece en más de una de las columnas de la Tabla 1, se colorea en el color generado por la mezcla de los colores primarios que representan las listas en las cuales figura. Hay muchos municipios coloreados de violeta, lo que implica que figuran tanto en la lista roja (altos niveles de deforestación per cápita) como en la azul (altos niveles de deforestación absoluta). Los 7 municipios que figuran en las 3 columnas se colorean de negro.

Mapa 1: Los municipios que figuran en una o más de las tres listas de los municipios más deforestados, 2016-2018.

Fuente: Elaborado por los autores basado en información de la Tabla 1 arriba.

Tres de los municipios que actualmente se encuentran bajo estado de emergencia por los incendios forestales (Roboré, El Trigal y Pampa Grande) no figuran en ninguna de las 3 listas de los municipios más deforestados entre 2016 y 2018, sin embargo, colindan con algunos de los mayores deforestadores y desafortunadamente el fuego no respeta fronteras.

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*La Red de Soluciones para Desarrollo Sostenible – Bolivia

* Conservación Internacional – Bolivia

Los puntos de vista expresados en el blog son responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente la posición de sus instituciones. Esta serie de artículos forma parte del proyecto titulado «Atlas Municipal de los ODS en Bolivia» que actualmente lleva a cabo la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) en Bolivia. 

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(1) Por ejemplo, el año pasado el fuego de campo en California destruyó alrededor de 60.000 hectáreas. Como se dio en áreas densamente pobladas, fue el incendio más costoso (USD 16,5 mil millones) y mortal (al menos 86 personas murieron) en la historia de California. El mismo año, Columbia Británica en Canada, perdió más de 3 millones de hectáreas después de un incendio forestal, rompiendo el record del año previo cuando se perdieron 1,2 millones de hectáreas y forzó a 65 mil personas a desplazarse. Este año, al menos 3 millones de hectáreas de bosques se quemaron en la Siberia, causando altos niveles de emisión de CO2 con pocas pérdidas humanas.

(2) Fuentes de datos: Datos para el periodo 1990-2010, se recabaron de SERNAP & CI (2013) Deforestación y regeneración de bosques en Bolivia y en sus Áreas Protegidas Nacionales para los periodos 1990-2000 y 2000-2010. La Paz: Servicio Nacional de Áreas Protegidas, Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado y Conservación Internacional – Bolivia. Datos para el periodo 2011-2015, se recabaron del Ministerio de Medioambiente y Agua boliviano (Sala de Observación – OTCA, Dirección General de Desarrollo Forestal y Autoridad de Bosques y Tierras 2017). Finalmente, los datos para el periodo 2016-2018, se recabaron de Hansen Global Forest Change data set version 1.5.

Nota: Solo municipios con más de 0,1 km2 de bosques fueron incluidos en este análisis

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