Mientras que la hambruna prácticamente no existe en Bolivia por el momento, la desnutrición sigue siendo un problema, mostrándose principalmente en las formas de crecimiento reducido y/o obesidad.
Se ha mostrado que la desnutrición en la temprana etapa de la niñez afecta el desarrollo del cerebro, lo cual general efectos adversos permanentes en el aprendizaje y la generación de ingresos futuros. Debido al daño a largo plazo causado por alimentos de calidad e higiene no adecuados durante la niñez temprana, el gobierno boliviano ha implementado muchos programas de nutrición durante la últimas décadas, y la desnutrición general de los niños menores de cinco años ha caído por más de 50% desde 1990. Sin embargo, la desnutrición crónica es todavía alta en el altiplano boliviano, con 39% de los niños menores de cinco años en Potosí siendo clasificados como desnutridos. En contraste, este es el caso de sólo 9% de los menores de cinco años en Santa Curz1.
Por otra parte, las encuestas de salud indican que cerca de la mitad de las mujeres adultas en Bolivia tienen sobrepeso u obesidad, con importantes implicaciones para la salud y el bienestar general.